Ante amenazas arancelarias, los trabajadores mexicanos de GM logran un aumento salarial de dos dígitos.

Miembros del comité de revisión salarial del SINTTIA posan frente al Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral. Crédito de la foto: SINTTIA.
Los trabajadores mexicanos de General Motors en el complejo de Silao, Guanajuato, obtuvieron aumentos salariales récord tras enfrentarse al alarmismo de la compañía sobre las amenazas arancelarias.
“Al principio llegaron con un, ‘Yo ofrezco un seis por ciento,’” dijo Norma Leticia Cabrera Vasquez sobre la oferta de la compañía en la mesa de negociación.
“Íbamos conscientes de que iban a llegar con eso, pero dijimos, ‘Todavía tenemos dias, semanas, para continuar con la negociación así que eso no nos va a intimidar,” dijo Cabrera Vasquez, quien trabajó en la planta durante 15 años y ahora se desempeña como Secretaría de la Mujer del sindicato.
A pesar de los esfuerzos de la compañía por avivar la incertidumbre, los trabajadores se mantuvieron firmes y obtuvieron aumentos salariales de un promedio del 10 por ciento.
Los trabajadores de los niveles que representan el 60% de la fuerza laboral recibirán un aumento del 10.25%; el 40% restante, un aumento del 9.25%. También se eliminó el nivel más bajo de la fuerza laboral, por lo que el salario inicial de la planta aumentó un 33.95%, a aproximadamente 407 pesos por día. Esta es la segunda vez que el sindicato logra aumentos de dos dígitos, lo que coloca a los trabajadores de GM Silao en la cima de la industria automotriz mexicana, con los trabajadores mejor pagados de la planta ganando aproximadamente 976 pesos por día.
Si continúan con su racha ganadora de dos dígitos, los trabajadores podrían acercarse a la paridad con algunos trabajadores automotrices de Estados Unidos dentro de una década: dentro de nueve años, los trabajadores con mayores ingresos podrían alcanzar los 16 dólares por hora.
La nueva escala salarial eleva a dos tercios de la fuerza laboral mexicana por encima de la línea de pobreza familiar y muy por encima del salario mínimo de aproximadamente 279 pesos por día. Este salario mínimo se ha incrementado drásticamente desde 2018, entre un 12% y un 22% anual bajo el gobierno del partido izquierdista MORENA. Una propuesta nacional de cambio a una semana laboral de 40 horas sin reducción salarial (actualmente la semana laboral en México está limitada a 48 horas) también representaría un avance significativo.
Su sindicato, SINTTIA (el sindicato independiente nacional de trabajadores trabajadoras de la industria automotriz), surgió de los esfuerzos de los trabajadores para derrocar a su anterior sindicato “charro”, una filial de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) conocida por concertar “contratos de protección” pro-patrones, que fijan salarios bajos e impiden que los trabajadores formen un sindicato legítimo en la planta.
AMENAZAS DE REUBICACIÓN
Los dirigentes sindicales afirmaron que no se dejaron intimidar por la incertidumbre arancelaria. “¿Cuando una empresa se va ir de la noche a la mañana? Tendrían que ser años para trasladar la productividad,” afirmó Alejandra Morales Reynoso, Secretaria General del SINTTIA. “En primera, necesitan una instalación igual que GM [Silao], de seis, siete plantas … eso sería un gasto millonario.”
Sabiéndolo, Reynoso y el comité negociador no se dejaron intimidar por imprevistos: “Ese es un tema que siempre han dicho, que se van a llevar la empresa para allá. En 2008, no se la pudieron llevar a pesar de la fuerte crisis económica mundial que hubo. Fue más rentable dejar a GM Silao.”
GM ha indicado que podría trasladar parte de su producción a Estados Unidos en respuesta a los aranceles de Trump, pero hay poca certeza en medio de la volátil política comercial de Trump. Podrían simplemente optar por redistribuir los destinos de sus vehículos, es decir, comercializar camionetas pickup fabricadas en México en el mercado internacional, según declaró a Mexico Business News Odracir Barquera, director general de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
“El costo de producción de los distintos modelos varía, pero en el caso de las SUV o las camionetas, ahí el costo laboral es muy bajo con respecto al costo que tiene la producción del vehículo—entonces [un arancel de] 25% no alteraría esa ecuación. Lo único que hace es reducir el margen de ganancia de la empresa, indicó Gomez Zuppa.
DATOS DUROS
“Aprendí cosas muy interesantes incluso en cuanto a la estrategia de la negociación,” dijo Alberto, quien trabaja como técnico de mantenimiento. Si bien los aranceles estuvieron en la mente de casi todos durante las negociaciones, “lo más importante para nosotros, aterrizandonos en la realidad con datos duros: [los aranceles] no dejaban de ser especulaciones.”
Alberto, quien solicitó que sólo usáramos su primer nombre, se dedica a dar mantenimiento a transportadores y robots, manteniendo la línea de asamblea corriendo. A veces ocurren varias fallas críticas a la vez —los trabajadores bromean diciendo que "se nos soltó el chamuco"—, lo que obliga a Alberto y a su equipo a una evaluación rigurosa. "Tenemos que evaluar en ese momento cuál es la más crítica, y así nos vamos", dijo.

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Alberto se interesó por la ingeniería desde pequeño. Su padre trabajaba como mecánico y tiene buenos recuerdos de cómo construía y desmontaba motores para tener una idea de cómo funcionaban.
Aplicó esta inclinación científica a esta ronda de negociaciones salariales: “Hay todo un proceso de información de por medio: por ejemplo, lo que viene siendo la inflación, la productividad que tuvo la planta el año pasado, las ganancias que se obtuvieron, los salarios de pobreza a nivel republica, salarios a nivel familiar,” dijo. El hecho de basarse en esos números redujo la presión de conformarse con migajas.
Las cifras en las que el sindicato basó sus cálculos eran concretas, mientras que cualquier conversación sobre aranceles se basaba en “pura especulación,” dijo Alberto. “Es como si yo te dijera, ‘No puedo construir aquí porque a lo mejor mañana cae una tormenta con meteoritos y me va derrumbar mi construcción.’ Pues si, puede llegar a suceder, pero puede llegar a no suceder,” dijo. “Íbamos con una estrategia muy sólida, muy bien armada—con datos duros, datos reales.”
DESPERTANDO A LA CTM
La racha ganadora de SINTTIA está elevando los estándares de la industria automotriz mexicana y obligando a la CTM a exigir más para los trabajadores que representa, en un esfuerzo por conservar sus puestos. Días después del anuncio de SINTTIA, los trabajadores de una planta de GM, representada por una filial de la CTM en Ramos Arizpe, Coahuila, obtuvieron un aumento salarial del 10.8%, lo que Gómez Zuppa describió como una forma de evitar un desafío de SINTTIA.
Gómez Zuppa afirmó que anteriormente, en la planta de Ramos Arizpe, los aumentos eran mucho menores, con un récord del 5.5%. Sobre el aumento del 10.8%, afirmó: “Efectivamente es una práctica antisindical, y es una práctica de confrontación directa contra el SINTTIA para evitar que se pueda expandir a lo largo del sector automotriz.”
Los trabajadores de la planta de Ramos Arizpe recibieron la noticia del acuerdo a fines de marzo, aunque el contrato en la planta expiró el 1 de febrero, lo que indica que la CTM se esperó para igualar lo que ganaran los miembros del SINTTIA.
UNA NUEVA CULTURA SINDICAL
SINTTIA continúa con múltiples campañas de sindicalización. Entre ellas se encuentra la lucha en Tritech Autoparts, también en Silao. En este caso, el sindicato busca derrocar a la CTM, que, según SINTTIA, intimida a los trabajadores para que se afilien al sindicato de la empresa o sean despedidos. Se fijará una fecha para las elecciones sindicales en los próximos días.
En GM Silao, la organización también continúa: los trabajadores ya tienen la vista puesta en las negociaciones del contrato del próximo año. “Hay muchas cosas que a los compañeros les gustaría mejorar,” dijo Vásquez, incluyendo el salario y más días festivos pagados como el Día de las Madres. “Estamos recolectando esa información … y de esa forma, irnos preparando para el siguiente año.”
Vásquez trabajó durante seis años en la línea de producción, antes de pasar al control de calidad. Allí, inspeccionaba la calidad de la pintura en turnos de doce horas, buscando defectos en el curado y la adherencia. El trabajo requiere una precisión extrema: algunos defectos, como un cabello o una fibra suelta, son visibles para un ojo experto, pero otros solo se pueden detectar con un microscopio.
Vásquez ha visto de primera mano cómo un sindicato auténtico puede transformar las condiciones en el trabajo: bajo el sindicato anterior, dice, los trabajadores no se sentían cómodos planteando problemas en el trabajo. “No se sentían con esa confianza de alzar la voz y de decir, ‘Esta pasando esto,’ porque se sentían intimidados,” dijo. Ahora, dice, las cosas van cambiando.
Antes, bajo la CTM, “Tu ibas a pedir apoyo, o a quejarse de una situación, y su respuesta era: ‘¿Para qué te quejas? Agradece que tienes trabajo,” dijo. “De repente veías esas personas con un carrazo del año, cosas así que decias, ‘Ay caray, en que se están yendo nuestras cuotas?’ Y más que tú ibas y cuestionaban algo así, y a los dos, tres meses, pasaba algo extraño que hacía que te despidieran,” dijo.
Algunos trabajadores todavía se muestran cautelosos después de haber presenciado años de corrupción sindical. Algunos “mantienen una mentalidad como diciendo, ‘Pues es que todos roban, pero a lo mejor ustedes roban menos,’” dijo. “Les digo, ‘con el pasar del tiempo te vas a ir dando cuenta de que no es así.” Al ser transparentes y cumplir sus promesas, afirmó, SINTTIA está construyendo una nueva cultura sindical. Añadió que el sindicato rinde cuentas claras de sus gastos cada año.
En preparación para la revisión salarial, Alberto ha estado recorriendo el complejo para hablar con los trabajadores, incluyendo algunos que aún están afiliados al antiguo sindicato. Muchos, dice, han solicitado cambiar su afiliación al SINTTIA tras obtener más información. Se trata de “generar ese sentido de pertenencia,” dijo, “de sentirse representado por un sindicato que si te da soporte.”