Noticias Laborales

Semana de 10 junio, 2013

Reforma Sindical Re-encendida

Una tendencia poco discutida en el trabajo organizado es el surgimiento de movimientos de reforma de los sindicatos locales, cuyo objetivo es desafiar a los líderes que no responden, resistir a las concesiones, construir vínculos con la comunidad y promover la democracia interna y el control de los miembros.

En los últimos cinco años los reformistas han tomado las oficinas de locales sindicales que representan más de medio millón de miembros –de UPS Teamsters en Nueva York a los empleados graduados en la Universidad de California.

Los grandes locales sindicales del sector público que incluyen a 35,000 miembros de los Maestros de Chicago, los 37,000 miembros de los Trabajadores del Transporte (metro y autobuses de Nueva York), y los 50,000 miembros de los Trabajadores de Servicios Secc. 1021 en el Área de la Bahía.

Ejemplos en el sector privado incluyen a los 7,000 miembros de los Trabajadores de la Comunicación Secc. 1101 en Verizon en Nueva York, los 4,000 miembros de los Plomeros Secc. 290 en Portland, Oregon y los 22,000 miembros del Consejo de Carpinteros de Nueva York.

Más allá del ámbito local, los 37,000 miembros de la Asociación de Enfermeros del estado de Nueva York, los 54,000 miembros de la Federación de Empleados Públicos de Nueva York, y los 120,000 miembros de la Federación de Maestros de California, ahora tienen reformistas a cargo.

Mientras algunos esfuerzos de reforma son encabezados por activistas antiguos, los líderes que están en sus 40´s y aún más jóvenes son comunes.

¿Cómo se explica este resurgimiento?

Un factor importante es el empuje en la gestión por concesiones, tal como los candidatos reformistas prometen defender y donde los oficiales actuales están cediendo.

Un ejemplo es la planilla que arrasó las elecciones en el más grande local de telecomunicaciones en Nueva York, en Verizon, en 2011. Diez de los 13 más altos oficiales de la administración anterior fueron retirados y habían perdido el contacto con lo que la base estaba enfrentando, particularmente la aceleración.

Un segundo factor es el disgusto de los miembros ante el autoritarismo o los líderes corruptos.

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Por ejemplo, en el Local 743 de los Teamsters en Chicago se tomó como un pilar para su éxito en la campaña de 2008, el ataque a la corrupción y al crimen organizado.

Un movimiento para consolidar el poder en los locales que estaban en el centro de la agitación en el sindicato de Empleados de Servicio (SEIU), fue poner en su tercer más grande sección, en California un fideicomiso en 2009.

Líderes locales se separaron y formaron la Unión Nacional de Trabajadores de la Salud (NUHW por sus siglas en inglés), ellos rechazan la “relación” del SEIU con la gerencia. El NUHW ha intentado, sin éxito hasta el momento, reemplazar a SEIU en la cadena de hospitales Kaiser Permanente con 42,000 trabajadores.

El deseo de control de los miembros también alimento una planilla de enfermeras de cabecera en la Asociación de Enfermeras del Estado de Nueva York. Los reformistas organizaron una reunión de 2,000 personas para reformar los estatutos, que habían permitido a los supervisores ser miembros del consejo y poner el poder en manos de los empleados de confianza.

Pero los reformistas también han enfrentado una serie de desafíos.

El primero es la mentalidad de los miembros. La mayor parte de la base esta más familiarizada –y se siente más confortable con el sindicato con un modelo de abogado, que con los sindicatos como vehículos de la acción colectiva.

Sin unos miembros activos y organizados, los reformistas pueden fallar en traer mejoras, creando una base cínica.

Un segundo reto importante es el funcionamiento del sindicato. Nuevos oficiales a menudo no están preparados para la avalancha de responsabilidades. Ellos encuentran poco tiempo para desarrollar más líderes o invertir en planeación a largo plazo. Los cambios prometidos pueden irse quedando en el camino.

Tercero, los nuevos líderes pueden tener sospechas de los altos funcionarios en sus sindicatos.

Y por supuesto, el más grande reto que enfrentan los reformistas es la ofensiva de los patrones para debilitar o destruir cualquier sindicato, pero especialmente uno desafiante.

A pesar de estos desafíos, más sindicalistas se están tomando el trabajo de reformar, empujados por el deseo de salvar sus sindicatos y dejar fuera a los patrones de la implementación de su agenda.