Noticias Laborales

Semana del 13 de mayo, 2013


Disciplina y Castigo: Los Nuevos Beneficios de la “Reforma” de Desempleo

En 2011-12, 16 estados redujeron la cantidad de beneficios del seguro de desempleo (UI) y el número de semanas que están disponibles. Los estados incluso adoptaron requerimientos más estrictos, demandando que los trabajadores desempleados aceptaran incluso ofertas de trabajo con menores salarios.

Bajo la nueva ley de Tennessee, por ejemplo, los trabajadores despedidos pueden esperar por trabajos que paguen en la misma cantidad de su posición anterior solo por 13 semanas. Después de esto, ellos deben aceptar cualquier empleo que pague al menos un 75% de su salario anterior; el límite baja a 65% después de 38 semanas.

Los beneficios del UI son en promedio de $300 usd por semana—el equivalente a menos de $16,000 usd por año, por lo que ya es suficiente incentivo para encontrar trabajo. Pero una vez que alguien toma un trabajo de salario menor, es muy difícil seguir buscando trabajo de salario más alto que sirva mejor al trabajador a largo plazo.

Más importante desde el punto de vista de los patrones, esto obliga a decenas de miles de trabajadores a tomar puestos de bajo salario y se inunda el mercado con solicitantes de trabajo y esto conduce a bajar los estándares, por la ley de la oferta y la demanda.
En 2003, Georgia fue pionera en un programa que animaba a los destinatarios del UI a ser voluntarios en trabajo no pagado en empresas privadas hasta por 6 semanas, 24 horas por semana. Pennsylvania llama el trabajo no remunerado “mejoramiento de destreza.”

Por ahora, los programas son voluntarios. Pero es fácil de imaginar los futuros programas que pueden ofrecer extender los beneficios del UI solo a aquellos que han probado su dedicación a través del trabajo no pagado.

En ambos estados, no hay requerimiento de que los patrones contraten participantes al finalizar el programa, no hay prohibición de despedir trabajadores pagados y reemplazarlos por los participantes no pagados, y no se requiere a los patrones brindar cualquier entrenamiento real. En cambio, el trabajo mismo es considerado como su propio entrenamiento.

Los arquitectos de estos programas insisten en que lo que el desempleado a largo plazo mas necesita es aprender a dirigirse a las personas como “señor” y “señora,” y a obedecer. No necesitan aprender calificaciones (como computación, carpintería, etc.), lo que le daría al desempleado el poder de negociar en el mercado laboral.

Licencia por Enfermedad Pagada, ¿Por Fin?

¿Se unirá EEUU al resto del mundo y garantizará a los trabajadores el pago por enfermedad?

Un proyecto de ley en el Congreso se ha atascado, pero se sigue construyendo. Cinco ciudades y Connecticut han aprobado disposiciones para licencia por enfermedad desde 2007. Existen campañas activas de sindicatos y grupos de trabajadores en otras 20 jurisdicciones, incluyendo Massachusetts e Illinois.

Grupos de patrones se están resistiendo, encabezados por la Asociación Nacional de Restaurantes.

Las medidas aprobadas han sido miserables para los estándares internacionales, generalmente limitando la licencia por enfermedad en de cinco a siete días por año. La mayoría de las pequeñas empresas están excluidas.

En muchos empleos de baja remuneración, es difícil tomar un día por enfermedad, pagado o no. “El concepto no existe: no hay tiempo para enfermedad”, dijo un cocinero de Michigan.

“Tu vienes a trabajar de cualquier manera. Si tú no vienes no obtienes pago, y si permaneces fuera demasiado tiempo te despiden. Así es.”
En comparación con otros países, la política de los EEUU sobre días de enfermedad pagados es cruel e inusual. En 136 países, la ley nacional dice que los patrones deben brindar más de siete días de enfermedad pagados en un año.

En 51 países, se obtiene más del 75% de la paga mientras se está enfermo, mientras que en 31 países los trabajadores reciben pago completo.

En los EEUU, no hay ley nacional sobre pago por enfermedad, y 40 millones de personas trabajan en trabajos donde no se pagan días por enfermedad para nada, incluyendo 40 por ciento de la fuerza de trabajo del sector privado.